DÉCIMAS (63): VERSO POR MATRIMONIO (O ANOTO EN MI TRISTE DIARIO)
Anoto en mi triste diario:
«Restaurán El Tordo Azul».
Allí conocí a un gandul
de profesión ferroviario.
Me jura por el rosario
casorio y amor eterno;
me lleva muy dulce y tierno
atá’ con una libreta,
y condenó a la Violeta
por diez años de infierno.
Lo vi por primera vez
en una gran maquinaria
por la línea ferroviaria
de Yungay a la Alameda,
con una chaqueta nueva
de cuero, por la ventana.
Talán, talán, la campana
retumba en mi corazón
por el joven conductor
que me hace mil musarañas.
Yo le pregunto contrita
que me dijera su oficio.
Él me responde malicio’
que él es un gran maquinista.
Le creo a primera vista,
l’entrego mi corazón,
y me ha mentí’o el bribón
según más tarde un amigo
diciéndome: «Tu mari’o
es un vulgar limpia’or».
Montá’ en el macho no que’a
otra cosa que amansarlo;
pero el indino al notarlo
me armó la feroz pelea.
Se cura, se zarandea
con unos tales barracos
de farra, con unos pacos
llegaba de amanecí’a.
Sufriendo de noche y día
pasé las de Quico y Caco.
A los diez años cumplí’os
por fin se corta la güincha;
tres vueltas daba la cincha
al pobre esqueleto mío.
Y pa’ salvar el sentí’o
volví a tomar la guitarra:
con fuerza Violeta Parra,
y al hombro con dos chiquillos,
se fue para Maitencillo
a cortarse las amarras.
«Restaurán El Tordo Azul».
Allí conocí a un gandul
de profesión ferroviario.
Me jura por el rosario
casorio y amor eterno;
me lleva muy dulce y tierno
atá’ con una libreta,
y condenó a la Violeta
por diez años de infierno.
Lo vi por primera vez
en una gran maquinaria
por la línea ferroviaria
de Yungay a la Alameda,
con una chaqueta nueva
de cuero, por la ventana.
Talán, talán, la campana
retumba en mi corazón
por el joven conductor
que me hace mil musarañas.
Yo le pregunto contrita
que me dijera su oficio.
Él me responde malicio’
que él es un gran maquinista.
Le creo a primera vista,
l’entrego mi corazón,
y me ha mentí’o el bribón
según más tarde un amigo
diciéndome: «Tu mari’o
es un vulgar limpia’or».
Montá’ en el macho no que’a
otra cosa que amansarlo;
pero el indino al notarlo
me armó la feroz pelea.
Se cura, se zarandea
con unos tales barracos
de farra, con unos pacos
llegaba de amanecí’a.
Sufriendo de noche y día
pasé las de Quico y Caco.
A los diez años cumplí’os
por fin se corta la güincha;
tres vueltas daba la cincha
al pobre esqueleto mío.
Y pa’ salvar el sentí’o
volví a tomar la guitarra:
con fuerza Violeta Parra,
y al hombro con dos chiquillos,
se fue para Maitencillo
a cortarse las amarras.
LA JARDINERA
Para olvidarme de ti
voy a cultivar la tierra.
En ella espero encontrar
remedio para mi pena.
Aquí plantaré el rosal
de las espinas más gruesas.
Tendré lista la corona
para cuando en mí te mueras.
Para mi tristeza, violeta azul,
clavelina roja pa’ mi pasión,
y, para saber si me corresponde,
deshojo un blanco manzanillón:
si me quiere –mucho, poquito, nada–,
tranquilo queda mi corazón.
Creciendo irán poco a poco
los alegres pensamientos.
Cuando ya estén florecidos,
irá lejos tu recuerdo.
De la flor de la amapola
seré su mejor amiga.
La pondré bajo la almohada
para dormirme tranquila.
Cogollo de toronjil,
cuando me aumenten las penas,
las flores de mi jardín
han de ser mis enfermeras.
Y si acaso yo me ausento
antes que tú te arrepientas,
heredarás estas flores:
¡ven a curarte con ellas!
(1953)
voy a cultivar la tierra.
En ella espero encontrar
remedio para mi pena.
Aquí plantaré el rosal
de las espinas más gruesas.
Tendré lista la corona
para cuando en mí te mueras.
Para mi tristeza, violeta azul,
clavelina roja pa’ mi pasión,
y, para saber si me corresponde,
deshojo un blanco manzanillón:
si me quiere –mucho, poquito, nada–,
tranquilo queda mi corazón.
Creciendo irán poco a poco
los alegres pensamientos.
Cuando ya estén florecidos,
irá lejos tu recuerdo.
De la flor de la amapola
seré su mejor amiga.
La pondré bajo la almohada
para dormirme tranquila.
Cogollo de toronjil,
cuando me aumenten las penas,
las flores de mi jardín
han de ser mis enfermeras.
Y si acaso yo me ausento
antes que tú te arrepientas,
heredarás estas flores:
¡ven a curarte con ellas!
(1953)
Folclorista, pintora, ceramista, cantautora. Campesina pobre, hija de un profesor y una costurera.
Marcó el canto y el folclor chileno con una mirada progresista y respetuosa, lejana al floclor costumbrista y derechista de la burguesía chilena.
Fue una artista reconcida y connotada en casi todo el mundo, incluyendo Europa del Este.
Tuvo varios hijos e hijas, todos artistas también. Fue de izquierda, cercana al PC de su época. Abandonó su matrimonio y tuvo varios amores con otros hombres. Uno de sus proyectos más queridos fue su carpa para la música chilena en un sector alejado de Santiago, proyecto que a la larga no prosperó. Se suicidó en 1967 a los 50 años. No alcanzó a ver el gobierno popular de Allende ni el éxito de lo que luego se llamó La Nueva Canción chilena, de la que ella fue -sin saberlo- principal precursora y creadora.
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