Eran
pastoras de cabras. Deambulantes por el altiplano. No eran dueñas de la tierra,
solo de lo que llevaban encima y de sus animales. Vivían así, “en el campo no más”, sin casa. Unas brutas.
“Tenían más de trescientos animales y se mandaban
ellas solas". Nunca bajaban al pueblo… Ya no se iba a poder criar cabras
porque se comían el pasto. Les dijeron que tenían que inscribirse ellas e
inscribir a los animales “porque o si no, los milicos se los iban a
quitar"… O es que daban
facilidades a los comunistas para arrancarse por ahí a la Argentina…? (Un
par de días antes de que aparecieran muertas, un helicóptero del Ejército
estuvo ahí)… Tienen que haber sido los
milicos… (O ¿fue un suicidio?) -la
gente aymara se suicidaba amarrada a piedras…-.
El 3 de diciembre de 1974, en el sector de La Tola,
a 4.000 metros de altura, en la zona precordillerana, a 190 kilómetros al
interior de Copiapó, fueron encontradas muertas. Parecían ahorcadas. Estaban
como tejidas por cuerdas y nudos que las unían; amarradas a una roca inmensa.
Sus perros también estaban colgados de esa manera en la misma roca. Varias de
sus cabras estaban degolladas.
Las hermanas colla Justa,
Lucía y Luciana Quispe Cardozo no tenían heridas
visibles. Dicen que sus ropas lucían en orden y limpias y que el lugar donde
habían dormido se veía limpio sin señas de lucha.
¿Qué estaba pasando en el territorio de esas humanas,
que ellas ya no querían vivir? ¿O fue que otros ya no las querían vivas?
¿Ayudaban
a los comunistas? ¿Iban a ser exiliadas a las ciudades? ¿Fueron asesinadas tal como
serían asesinadas sus cabras por comerse el pasto?
…Es
que andaban libres, sin maridos, ni
familia, ni hijos… Eran tres humanas que no llegaban a mujeres. Analfabetas
del idioma español. Brutas como animalas, como sus cabras.
¿Qué nos
queda aún hoy de esas brutas que no
llegaron a ser mujeres?
¿Por qué quiero hablar de esto entre
lesbianas feministas?
No es
que admire el suicidio. Tampoco lo condeno.
Ni lo
invoco ni lo juzgo. El sentimiento íntimo de morir no puede ser juzgado. No
acepto que lo que deseo íntimamente, sea sometido a una especie de Control y Cuadros, ni del feminismo ni
del partido, ni de nadie.
No
siempre practico, expreso o actúo lo que siento íntimamente porque vivo en
comunidades que me contienen y a las que contengo desde una búsqueda ética que
limita con el dolor de las demás y lo demás. (Y es que puedo ser dañina y mis
sentimientos íntimos pueden ser violentos y agresivos).
No
quiero hacer (me) trampas sublimando impulsos que son, en realidad, recursos
individualistas ante mis frustraciones. El individualismo es liberal, no liberación. Por eso tampoco quiero ceder
a construirme de lucimientos virtuales; intento
alejar de mí la adrenalina de ese consumo, de esa soberbia, del narcisismo
funcional que no me deja sentirme como soy, descarnada (tal cual…) y me
maquilla de hedonismos.
Y sé
también que se me pierde la búsqueda ética… Cuando la recupero, me hago
responsable.
Hablo
de esto para denunciar a la civilización,
el orden, la patria y los capitales que la sostienen, que someten a las
seres a lenguajes dominantes y a la asociación colonial entre anatomía y género
para inferiorizarnos y subordinarnos.
Este
orden nos saca de nosotras buscando que no nos sintamos; que debamos justificar
nuestra existencia con instantáneas virtuales (o lo que sea).
Hablo
de estas “brutas” -llamadas así por Juan Radrigán-
un pedazo de mi historia, para denunciar a la dictadura que se fijó en el
cuerpo de nosotras, que nos ha violado y penetrado desde este territorio
blanqueado y racista.
Hablo
de las brutas e impuras para no olvidar ni borrar esa época de mierda en que
gobernara un ser asqueroso que se chupó el kimün,
el pellü y el piwke del territorio.
Quiero
saber cuánto podemos recuperar y reparar -a estas alturas- de la muerte de
nuestra animalidad honesta, leales a nosotras, amorosas con las que parimos y
criamos, con nuestras iguales.
No hablo
de un amorentremujeres que va por el
carril de la seducción masculinizada y la misoginia lésbica que revisa Adrienne
Rich.
Tampoco
de “sororidades” que sólo se llevan
cual moda, intra-clase, intra-raza, intra-partido… Para eso (ya que no sabemos
cómo -ya que no sé cómo-), prefiero el antiguo respeto. No me ames, pero
respétame.
Respeta
que todo ser nacido necesita y merece un espacio en el mundo. Un espacio
afectivo y contenedor de su emocionar, sentir y pensar. Respeta lo que me duele,
mi dolor es mío y afecta también a toda la comunidad.
Quiero
denunciar al Género y al consumo del Género.
Quiero
escupirle a la modernidad y al macho infiltrado en nosotras. No me gusta la
filosofía de “dura y mala” como hombre.
No me avergüenzo de ser víctima
(también) porque no es lo único que soy.
Quiero
vomitar, expulsar de mí todos los consumos que me matan sin querer morir (simplemente
queriendo vivir y que duela menos).
Quiero
proponer hablar de identidad y de la ideación de “esencias” y “purezas”.
Que
reflexionemos juntas.
Primero desde lo íntimo: la metodología
feminista más ética que conozco:
No
soy pura de nada, ni de mestiza, ni de territorio, ni de lesbiana ni de
feminista, ni de clase, género o raza. Ni de todas las ideas y sentimientos coloniales
que pesan en mí.
De la
mina feminista transito a ser la vieja invisible. Que aparece solamente
cuando es “de mierda”: “Vieja de mierda”.
Hablo
de violencia
moral contra las mujeres mayores, como le han llamado varias feministas.
Y es
que dejamos de menstruar y ya pasamos a ser invisibles, innecesarias,
indeseables. Volvemos a ser las brutas, las bestias que fuimos antes de ser
mujeres. Porque la colonialidad nos creó
mujeres para tomarnos por esposas para
el trabajo y la saciedad: Indignas de cualquier respeto o afecto ético.
Y
muchas mujeres –también feministas- cuando hablan de “mujeres”, tampoco nos ven
y nos tratan como a “viejas respetables”, pero lejanas, en otro lugar (viejas que envidian, desprecian o directamente odian
y burlan -¿tanto como a veces han odiado a sus madres…?-).
Por
otro lado, parece que lesbianas y mujeres cuando dejamos a los hombres y ya no menstruamos,
nos sentimos liberadas.
-O yo
me sentí así-.
Una
mujer, en un pueblo lejano de Bolivia, Yacuiba, me dijo un día tomándonos un
vino que estaba contenta porque su marido “ya no la molestaba”; que así era
después de los 50. Ella se sentía liberada. Era más bien una bruta, ya no se sentía mujer deseable
para el hombre, y le gustaba (ya no le dolía).
Pero
estamos en territorios “conquistados” y quiero problematizar eso:
Creo que
ni ella ni yo estamos “liberadas”.
Así,
como las humanas no se liberaron realmente cuando hicieron desaparecer el estro
de nuestra biología –porque la biología es una construcción histórica-; tampoco
nosotras, las mujeres. Ni las que dicen que no son mujeres, ni las que actúan
no serlo. Creo que ninguna es libre, que sólo hemos estado escapando: Del
matrimonio, de la familia, de la maternidad. De ser un recurso social. (Y como
no escapar, si duele y es tan indigno.
Tal
vez lo que más duela sea la indignidad de haber sido convertidas en esto. El
ego pasa en el suelo (y no soy de las terapeutas lesbofeministas que creen que al
ego hay que destrozarlo ya que muchas veces nos soporta en medio de la
confusión -cuando les digan: qué “¡gran ego!”, no lo tomen como una ofensa. Yo
ya dejé de avergonzarme-).
Entonces,
creo que hemos estado escapando y hay cosas que no terminamos de sanar. Aunque
seamos lesbianas, tantas veces lo único que queremos y quieren nuestras
compañeras es un nuevo matrimonio; que seas su esposa, su psicóloga, la madre de sus hijos, incluso, su
secretaria, su escritora de libros (las compañeras más intelectuales…).
Yo no
llego a intelectual, ni logro ser secretaria, menos esposa y muchas veces he
sido y soy una pésima madre. No llego a poeta y jamás a las artistas feministas
les ha parecido que yo haga “arte”. (Yo ni sé lo que hago, pero a menudo me construyo
escritora).
Tampoco
soy una torta pura. Parezco mujer, no me rapo, me pinto el pelo, los ojos, los
labios. Y no voy a explicarlo como nunca explico a nadie por qué no me depilo.
Puedo
ser tonta, envidiosa, loca, violenta, celosa. Limítrofe. Deseo que me amen y
dependo de aquello, no se graduarlo. “Tramitarlo”, dicen las psicólogas. No es
un crimen que a una la quieran como familia, esposa o lo que sea, ni que una
desee ser amada. Puede ser un problema, eso sí… No juzgo la búsqueda de amor… El problema es cómo creemos que es ese mentado
“amor”. Y es que las creencias son
ideas, no vivencias (no la vida).
Parece
que no tenemos idea de “amar”. Y así es como también –a menudo- me suena a
vacío y a consigna de superficies lo del “amor entre mujeres”. He sentido el
odio, la envidia, la misoginia, he vivido solapamientos para dañar; el desamor
entre mujeres… Me he sentido aliviada al vivenciarlo en una comunidad de gente
que hace rato dejó de ser amada porque ahí me explico el desamor entre mujeres,
pero entre feministas… casi me morí de rabia… Eso ya lo saben.
Paso a lo comunario que es personal y
político
Descubro el Feminismo como la
restauración de la memoria y el sentido ancestral de haber sido seres libres.
La memoria corporal actúa sin que la sepamos racionalmente. Cada acto feminista
es recuperación del sentido de la dignidad libertaria.
El Lesbofeminismo me coloca en un
lugar digno, de búsqueda colectiva de sentido político. Y el Lesbofeminismo
antirracista me devuelve la ética de oponerme a la colonialidad del poder que
nos destruye.
Asumo así que soy parte de una clase
-las humanas racializadas-, parte de un pueblo devastado por el colonizador. En
el cuerpo el odio de las violaciones y la explotación sexual de los dominadores.
Violencia colonial inoculada también en nuestros hermanos para los que
terminamos siendo, también, impuras, brutas,
incivilizadas.
También nos incito a hablar “desde el sur” y desde el antirracismo lesbiano feminista de Colonialidad
del Poder, no “afuera”, sino entre nosotras.
Propongo hablar por ejemplo del Lenguaje
dominante (y como le compramos)
La “idea” de la vida no es
necesariamente la vida. El lenguaje no basta para entregar la plenitud de la vivencia.
La experiencia concreta y material es más amplia y profunda que los símbolos e
ideas sobre algo.
Percibo que el lenguaje no “crea la realidad”,
la dibuja.
Las seres humanas creamos lenguaje
desde nuestras vivencias y procesos de conciencia corporal.
El lenguaje -es cierto- puede revelar
lo ya vivido por milenios y que no ha sido nombrado. Eso nos atrae. Es lo que
nos pasa a las mujeres cuando habiendo tenido experiencias intensas logramos nombrarlas.
Nos alegra, e incluso, muchas veces, nos completa y nos contiene.
Pero la “Violencia Contra las
Mujeres”, el “Feminicidio”, la “Generización”, el “Acoso Sexual”, ya existían antes
de que les nombráramos. Y el Feminismo no siempre se nombra como tal, pero
existe. Todas hemos vivenciado el disgusto de las opresiones, todas hemos
actuado resistiéndolas –de diversas maneras, también de maneras
autodestructivas-. Muchas nos hemos organizado para rebelarnos.
La memoria emotiva del enfrentamiento
de la violencia es latente y muchas veces ni se nombra.
Creo que Mujer es una humana
generizada y racializada, producto de la violación concreta y simbólica, de la
explotación sexual colonial.
El género es un simulacro
relacional y encierra relaciones –aparentemente- equivalentes. Como Clase y
Raza es Dominación. Y las definiciones:
“Violencia de Género” y “Discriminación” son lenguaje. En mi opinión, lenguaje liberal
para encubrir la Dominación.
Hay admiraciones tan liberales entre
nosotras... Pienso que las feministas podríamos bajarle el perfil a la
importancia que le damos a los discursos. Especialmente teniendo en cuenta que
hay millones de mujeres, gentes y seres en el mundo que no hablan ni escriben
ni comprenden los lenguajes dominantes, y tienen otros legítimos.
Digo podríamos, porque tal vez, si lo hacemos tendremos la oportunidad
de ver qué hay más allá de toda esa chimuchina, y encontrarnos genuinas.
Esta admiración –en mi opinión colonizada,
criolla- de feministas e intelectuales por los discursos, especialmente por los
performáticos, explosivos y ultrarradicales es muy liberal, ya que se queda con lo
visual, externo, declarativo.
Propongo sincerarnos sobre el consumo de sustancias
como un problema entre nosotras
Sé que proponer
esto es andar por caminos espinudos. Es problematizar cuestiones que el liberalismo maquilla de liberación.
Interpreto
que escapando siempre de la caza de brujas que conocemos y luce puritana, no
advertimos la quema de indias (aniquiladora) silenciosa que ya no es puritana,
si no gratificante y complaciente (autocomplaciente). Y podemos llegar a imaginarla
como una búsqueda feminista “del placer”.
Hablemos
de ello: qué placer, para qué, cómo…
Afirmo que este es otro fenómeno
político traído a este territorio como una industria idiotizante y asesina de
empobrecidas. Lo he visto como dolor disfrazado de “liberación” y quiero denunciarlo…
Es
una larga discusión, lo sé y sé que voy a tocar sensibilidades heridas y vueltas
a herir. Pero lo vomito desde la intoxicación que me produce, y que creo que
produce a tantas, silenciarlo.
Propongo hablar del miedo racional a lo
que llaman “victimizarnos”…
Quiero
subrayar que la admiración por lo racional -en la mirada binaria- es subestimación
de las expresiones del sentir orgánico, haciendo predominar “lo analítico”.
Un ejemplo: “Mujer No Llores, Habla”,
que fue una consigna clasista y racista que utilizó el generismo en
Nuestramerica en los años 90 –y desde los 80-. Una consigna que rechazaba lo
orgánico en nosotras y, prepotente, exigía que nos expresáramos en los lenguaje
dominantes. Para mí, fue el mandato de unas
patronas, de unas señoritas educadas, de unas madres dominantes...
Negar las expresiones del sentir es –dominadoramente- vanidoso.
Hay un miedo feminista enorme a
sentir. “Victimizarnos” como una
vergüenza, es un fantasma que ronda nuestras organizaciones. Pareciera que
la recuperación de la dignidad libertaria, para nosotras, pasara a menudo por
la comprensión bastante estática de que habría que obviar –invisibilizar- la
dimensión de la victimización para mostrarnos activamente “rebeldes”, y
actuando desconectadas de la vivencia del dolor. (La ironía constante tiene
harto que ver con ese miedo a ser las despreciables
víctimas).
Esto es bastante parecido a como he
visto actuar a los hombres ante el dolor de la victimización: desconectados de
su emocionalidad, duros y malos, y además con gran indiferencia desde la
certeza de ser legítimos por ser lo que son: masculinos - incluso si son
pobres, indios, negros, homosexuales…-. En nosotras, feministas, esto
también aparece –percibo- en la idea de una legitimidad que nos daría el estar “tan
liberadas” que no nos pasa “eso” (es decir, ya
no seríamos víctimas).
En mi parecer político, es una
comprensión vacía de proceso, estática que no mira el devenir de la violencia
como un proceso en que “víctima” no es un espacio estanco. Víctima de violencia
patriarcal es un lugar de la biografía, de la memoria histórica y
material de las mujeres (es “género”). Y parecido a como nos sucede en el
círculo de la violencia cotidiana y particular, en el mundo público muchas
mujeres se creen que tienen superada la violencia y la condición femenina… (Las primeras, veo que son las activistas
de cualquier movimiento, incluido el feminista).
Propongo cuestionar la Modernidad - Colonialidad
del Poder, revelando y desarrollando la interpretación feminista materialista
Propongo
desarmar la Modernidad civilizada, justamente cuando ésta se muestra y se cree
triunfante.
La Conquista,
ya sabemos es un término masculino y el Lesbofeminismo sería una práctica
política descolonizadora de raíz: Quiere destruir la Dominación racializada-generizada,
universalizadora. Develar la Supremacía Masculina y masculinizada en cualquier
territorio. Desarma la modernidad que actúa a través de la construcción de
falsas oposiciones binarias que controlan la manera de pensar. Ejemplo: Si no es bueno es malo, si no es hombre es
mujer… Y esto no es pura teoría porque las vivencias - todas sabemos porque
lo sentimos- no son así, no actúan ni funcionan binarias, si no con múltiples
matices y recovecos.
La Modernidad es la que nos ha
convencido de que “Pre-historia”, como le llama, es “No-Historia”. Algo “anterior”,
“de salvajes”, “incompleto”... Las brutas entonces serían una “etapa anterior”,
incivilizadas y “primitivas”. Ignorantes. Y hasta la vejez -cuando ya dejamos
de ser mujeres para los hombres y pasamos a ser más improductivas para los
demás patrones- podría ser una “etapa (social) anterior” e indeseable. De hecho
la chica moderna, vestida a la usanza
nueva, le dirá a su madre y a su abuela que no
entienden y no saben, e imaginará que su nueva perfomance de apariencia la
hace “moderna”, “informada”, algo así como dueña
de una verdad, que las viejas ignorarían.
Hablo de Colonialidad del
Poder, que es lo que las elites de cada pueblo reproducen para que los
“conquistadores” ya no necesiten intervenir. Los y las criollas educadas hacen
cumplir la Dominación controlando:
v El acceso sexual
v El acceso al producto del trabajo
v El acceso a la autoridad colectiva
v El acceso a la producción del conocimiento
También separando categorías
como género, clase y raza.
La feminista María Lugones las
reunifica y habla de la Interseccionalidad, que desde mi comprensión
terapéutica de procesos entiendo como una configuración de todo sucediendo en
nuestros cuerpos, territorios y comunidades.
Lugones también devela que la Categorización
es un proceso binario, dicotómico y jerárquico. Que las Categorías entendidas
como homogéneas seleccionan al dominante en el grupo, como la norma: “Mujer”
selecciona a las mujeres –damas- burguesas
blancas heterosexuales. “Negro” selecciona a hombres heterosexuales negros. “…
En la intersección entre “mujer” y “negro” aparece una ausencia: la mujer negra.
El término “mujer” sin especificación tiene un sentido racista.
La lógica categorial de Mujer, históricamente
ha seleccionado solamente al grupo dominante: las mujeres burguesas blancas
heterosexuales. Ha escondido a las brutas e impuras, para las cuales el abuso,
la falta de respeto, la burla, el maltrato, el daño, está bien y es normal. No
obstante lo que hagamos y cuánto nos
blaquiemos, la violencia opera con nosotras desde la indiferencia pragmática, no discursiva. Los discursos “de género” aguantan
mucho, pero en realidad, somos descartadas para el respeto, la belleza, la
fragilidad. Y mientras más viejas peor. No hay compasión: no se padece con
nosotras.
Antes pensaba que no había compasión para las
mujeres en general, pero con los años, vivencias y relecturas de Kant y
Rosseau,
comprendí que se trata especialmente de las brutas, léase: negras, indias, mestizas, pobres, putas, viejas, mariconas…-. El
objetivo del daño normalizado como vida
de las mujeres, son las incivilizadas que ellos colonizaron y urbanizaron,
que ellos transformaron en mujeres (incluso más allá de los territorios).
Se nos generizó, racializó, heterosexualizó y
categorizó como un hecho concreto material para la reproducción sin límites,
producción social y fuerza de trabajo. A esto las feministas materialistas le
llaman “Modo de Producción Doméstico”.
Hablo de la
invención de las mujeres, como dice Oyéronké Oyewumi, feminista nigeriana. Hablando de las mujeres en África,
ella explica que uno de los primeros logros del Estado colonial fue la creación
de las ”mujeres” como categoría.
Para esto es el “Sexaje” o Sexo
Social que definen las lesbianas feministas materialistas. Sexaje como
inferiorización cognitiva, política y económica. Basado en el uso del Dimorfismo
Sexual, y para la Apropiación. Esto es un elemento estructural para conseguir
la Racialización-Generización de las hembras humanas: No cualquier dimorfismo
sexual, si no el que involucra un útero, vagina y pechos. Un dimorfismo sexual que
legitimaría la Dominación en la interpretación colonial, una interpretación
guiada por el objetivo central de la “Conquista”: la acumulación.
Propongo desenmascarar el género como un imbunche
(Una producción, un invento).
Una manera de operar y de autorregularse del, y en el sistema patriarcal que penetra
en la intimidad y afecta-marca tonos emocionales
en nosotras.
Dejar
al descubierto la insuficiencia analítica y orgánica a la vez, del “enfoque de
género”: Mucha investigación de la reproducción del sistema; poca investigación
de sus cambios o cómo podrían cambiar los sexos, sus complejidades, la historia
ancestral de comunidades y la multiplicidad de géneros en ellas.
Creo que Raza-Clase-Género, la
Interseccionalidad (Lugones), son construcción social, no “Naturaleza”. Los
elementos que constituyen el modelo capitalista de poder eurocentrado y global
no están separados el uno del otro y ninguno de ellos pre-existe a los procesos
que constituyen el patrón de poder.
Desde ahí, hablar de Biología, hormonas, cromosomas.
Los
pueblos totémicos piensan que esto importa –deduzco- porque creen que
importa mucho el linaje y la naturaleza,
ya que es lo que persiste, en cambio, las creaciones y productos culturales son
perecederos, mutan, cambian y hasta pueden desaparecer.
Preguntemos-nos:
·
¿Importan los cromosomas y que haya 7 tipos de fetos, según los
cromosomas?
·
¿Importa interpretar que somos un circuito vital: Hormonas apariencia comportamiento apariencia (volumen de un cuerpo que marca estilo de movimiento y
sentidos) y hormonas
de nuevo…?
El Cuerpo no es un depósito o
conjunto de órganos y músculos; ni el cerebro el patriarca “controlador”. El
cuerpo es un sistema. Somos una comunidad de células, con sus propias
interconexiones y conexiones al -y en el- medio. Somos sistemas con su propia
química, que se diferencian y no se diferencian del medio porque son parte de
él. El medio también somos nosotras (ni adentro ni afuera).
Propongo hablar de Antiespecismo
·
¿Para
qué se separa a animales de seres humanos?
·
¿Para
qué el antideterminismo biológico?
·
¿Para
qué se resalta la construcción social que nos ha separado del resto de las
animalas?
·
¿Las
Humanas no somos animalas?
·
¿Asumimos
colonialmente las especies animales no humanas como nuevas categorías
abarcadoras?
Todo
animal es biológico y también el comportamiento. La interpretación de que en Seres
Humanos sólo la fisiología sería Biología, es reducirnos. La separación de la Biología
de lo Social también es categorial y binario.
El Feminismo
Occidental acepta que hormonas, ovarios, producen
cambios en el revestimiento del útero, pero no acepta que las hormonas podrían
producir cambios en el comportamiento.
Lo plantea
Lynda Birke, feminista, lesbiana, inglesa, animalista, científica: “Las hormonas afectan el sistema social”.
“Los animales no somos seres rígidos impulsados sólo por necesidades fisiológicas”.
(En mi comprensión, imaginarnos como seres
rígidos impulsados sólo por necesidades fisiológicas, sí que sería el determinismo biológico que tanto temen
las feministas que teorizan). “El
Desarrollo animal es fluido, basado en la experiencia”, “no somos organismos
rígidos impulsados por el cerebro e insensibles a lo que nos rodea”.
(Es que estamos vivenciando y cambiando, flexibilizando, sintiendo,
percibiendo, procesando… y no hay fórmulas de “resultados” en comportamientos y
vivencias).
Estar
alineadas con la naturaleza le parece a la objetividad occidentalizada,
sinónimo de disminuidas y de pérdida de voluntad. Una interpretación
consistente y coherente con el paradigma jerárquico y binario de división
mente/cuerpo. Una interpretación –en mi comprensión- ligada a la ideación de
que el cerebro controla al resto del
cuerpo. Pero el cerebro se moldea, se desarrolla por la experiencia
histórica y cada órgano, comenzando por la piel, informa y modifica al cerebro,
se procesan sus sinapsis y afectaciones.
No
hay un cuerpo humano, hay una historia del cuerpo humano. La
sexualidad
es una experiencia histórica. Y así lo muestra la desaparición del estro. Hipótesis que desarrolla Paola
Tabet,
feminista materialista, en base a lo que investigan científicas.
El estro o celo son señales visibles de la
hembra lista para copular y reproducir la especie. Para Paola Tabet esto es que
la hembra humana homínida hace desaparecer el estro como una reacción de
autonomía y comienza a manejar su estro:
el macho no se entera de su fase, entonces no puede controlarla.
Paola
Tabet explica cómo el intercambio
sexual-económico se convierte en la forma constante de las relaciones de
género y de la estructura de la sexualidad femenina.
Propongo que hablemos de la Sexualidad de
las mujeres como:
·
Especialización
·
Exclusión
·
Obligación
·
Prohibición
·
Segregación
Hablemos
de sexualidad entonces como una experiencia de Dominación de un Cuerpo Fetiche,
fragmentado, de reproducción alienada en Maternidad.
(Se
tejen símbolos en el cuerpo, no fuera ni aparte de él).
Develemos
lo que dice Colette Guiallaumin, feminista materialista que hace el paralelo
entre esclavos y mujeres; y Monique Wittig, lesbiana feminista materialista que
postula y explica que las Lesbianas huyen del amo. Que el Lesbianismo no es una
práctica privada ligada al deseo sexual individual, sino decisión política
colectiva que permite salir de las relaciones de apropiación. También Nicole
Claude Matthieu que cuestiona la Naturalización a-histórica del Sexo y la
Sexualidad; porque el sexo es social. Un proceso dinámico social: ser
interpretada por otros autointerpretarse ser interpretada nuevamente reinterpretarse…
La Lesbiana
escapa de la Reproducción – Producción y
del Heteroerotismo.
Heteroerotismo
como adoración de los hombres y lo masculino, como dependencia vital de su
amor, como sujeción a sus privilegios, como experiencia material productiva,
reproductiva y energética.
La
Lesbiana escapa de la Heteronormatividad – Heterosexualidad Obligatoria y del Matrimonio
– Familia: Una estructura “incuestionable” en el patriarcado, donde sí es cuestionable
la ausencia de matrimonio y familia. Y donde la convivencia Madre-Hija, Hermana-Hermana,
Amiga-Amiga, Mujer-Mujer, no son relaciones legítimas, y hasta se las ve como “enfermas”,
“inconvenientes”, o simplemente prefiere no vérselas. Son “inexistentes” para
el discurso social y cultural. Un discurso que asume que lo no dicho, no existe…
y sólo existe cuando lo no dicho -que igualmente existe- se muestra perturbador
de las normas establecidas. Como por ejemplo dos mujeres, una vestida de
mapuche, dándose un beso públicamente.
Preguntemos –nos: “Lesbiana” en nuestras vivencias…
·
…¿Se
construye realmente fuera del poder de los hombres y de la masculinidad?
·
¿Se
construye fuera de la legitimidad familiar matrimonial?
·
¿Se
construye fuera del poder postmoderno liberal?
Creo
que no podemos ignorar la misoginia lésbica que Adrienne Rich reveló. Pero si
hubo impulso ético, podemos rescatarlo sin mentiras ni autoengaños vanidosos, intelectualizados,
que creen siempre -como el colonizador- que saben
–y entienden- lo que ven.
Para
mí es importante por ejemplo, reconocer que hay lesbianas que pueden no querer
nombrarse con el nombre de una isla de Europa –Lesbos-. O que nos hemos
blanqueado, desclasado, y el arribismo ha hecho estragos, a punta de la ilusión
de “movilidad social” a través de universidades y academias.
Propongo debatir sobre Identidad
La vivo
como…
·
Relación
con la memoria
·
Relación
con el cuerpo
·
Relación
con el Territorio
La
entiendo a menudo como…
·
Una
historia dicotómica de Colonialidad/Resistencia - Opresión/Rebeldía –
Esclavitud /Autoliberación.
Afirmo
que también puede alienar, sobreideologizar, producir esencialismos, etnocentrismos, generalidades, universalizar.
Puede
producir estereotipos exóticos, folclóricos. (La “admiración” por una “raza” o
identidad puede ser un juego muy racista).
La
percibo alienada…
·
Cuando
niegas los privilegios y la dominación masculina en tu identidad.
·
Cuando
no alcanzas a ver el cuerpo como territorio.
·
Cuando
haces alianza con mujeres por ser mujeres y no ves clase, raza y privilegios.
·
Cuando
crees tener la verdad para el mundo.
Propongo
que:
·
No
es fija, inamovible ni estática
·
No
traduce todo lo que soy
·
Es
Fluctuante: se transforma de acuerdo a procesos históricos individuales y
colectivos
·
No
es inherente
Preguntemos-nos
¿Una Estrategia
de sobrevivencia política?
¿Con
límites?
¿Podemos
imaginarla definitoria…?
Sugiero debatir Propuestas
Leyendo
a muchas feministas, entre ellas, Adrienne Rich, Audré Lorde, Louise Michel,
Flora Tristán, Carmela Jeria Gómez, Belén de Zárraga, Emma Goldmann, Rosa
Luxemburgo, Hanna Arendt, Silvia Federicci y otras; también conversando con mujeres
desconocidas, escuchando relatos de vivencias de mujeres que viven violencia,
que problematizan sus consumos, y viviendo, reflexiono estos –sólo- enunciados:
·
Recuperación
– devolución de la Reproducción a las Mujeres
·
Reproducción
que permita el apego, centrada en el Apego
·
Reproducción,
pero no para reproducir Capital, NO para la Acumulación
·
Nueva
relación social del Trabajo
·
Reorganización
Social del Trabajo, del Tiempo, del Territorio
·
Devolución
del Cuerpo y la Autonomía comunaria a todos los seres
·
Reunificación
del Valor de Uso y Valor de Cambio, de la Producción y el Consumo
·
Reinvento
y recuperación de las Tecnologías (Limpiar el Planeta)
·
Creación
de Movimientos Autorreproductivos, de formas Cooperativas de Producción.
·
Retomar
la Experiencia Vivenciada del Cuerpo comunario como una Fuerza Política.
victoria aldunate
morales, lesbiana feminista, escritora, terapeuta
Temuco- Santiago,
mayo-junio 2017
En el movimiento lo mismo. Oí claramente a inicios de los 2000, a quienes
se autonombraron “feministas jóvenes” hablar de recambio del feminismo
señalándonos a las que aún no éramos tan viejas por edad, pero “antiguas” por
resistirnos a la ideología del género, al feminismo liberal y hablar de
revolución.
Dicho a mi manera
desde lo que dice Walter Mignolo en “La idea de América Latina. La herida
colonial y la opción decolonial”. Ed. Gedisa. Barcelona 2005. Aníbal Quijano, 2000. Aníbal Quijano Obregón
sociólogo y político peruano. Nacido en Yanama, provincia de Yungay. Director
de la Cátedra América Latina y la Colonialidad del Poder en la Universidad Ricardo Palma,
Lima; profesor de la Universidad de Binghamton, Nueva York.
LUGONES,
MARÍA, COLONIALIDAD Y GÉNERO. MARÍA LUGONES. Binghamtom University, USA. Junio 2008. Bogotá,
Colombia, Tabula Rasa, Núm. 9, julio-diciembre, 2008, pp. 73-101. Universidad
Colegio Mayor de Cundinamarca. Y GÉNERO Y DESCOLONIALIDAD (compilado por Walter
Mignolo) Isabel Jiménez-Lucena, María Lugones, Walter Mignolo, Madina
Tlostanova, COLECCIÓN El desprendimiento Globalization and the Humanities
Project (Duke University). Ediciones del Signo,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2014.
Jean Jacques
Rosseau, revela abusos sexuales y maltratos sexuales a mujeres de manera
normalizada y autocomplaciente, especialmente hablando de “su” mujer,
“prostitutas” y otras mujeres pobres a las que desprecia por mujeres y pobres
desde su arribismo machista. (Ver:
Rosseau, Jean Jacques, “Las Confesiones”. Ed. philosophia ARCIS 2008.
Afirmo que la
“europeización” tiene objetivos económicos. No es solamente la gloria y el
poder. El historiador español contemporáneo Guillermo Céspedes del Castillo,
creador de manuales de Historia para Europa lo expresa claramente: “La presencia española no puede ni debe
desligarse de lo que fue el largo e históricamente esencial proceso de
europeización del Nuevo Mundo. Los españoles contribuyeron a él con la creación
del primer imperio colonial moderno, tarea que ellos presiden, pero en la que
colaboran las poblaciones nativas y otras gentes de Europa y África
occidentales” … “Hechos tales
como la dispersión de la flora y fauna
europeas en el Nuevo Mundo y la de éste por el Viejo, la explotación de minas
de plata de insospechada riqueza, la producción en gran escala de monocultivos
tropicales en América para su exportación a Europa van a producir hondos
cambios en la economía mundial” (CÉSPEDES DEL CASTILLO, GUILLERMO.
“Historia de España, dirigida por Manuel Tuñón de Lara. VI América Hispánica
(1492 – 1898). Ed. Labor, Madrid 1985.
La idea del tono de atención en
la filosofía del mundo de la vida (especialmente de Alfred
Schutz y Thomas Luckmann), la reinterpreto
como tono emocional, es decir el tinte íntimo en el sentir que cada ser va configurando
en su especificidad de afectaciones con el mundo: un sentir propio y complejo
que afecta a su vez a los demás seres que habitan el medio del que todas somos
parte.
PAOLA
TABET Trabaja principalmente en las relaciones de género y
el Racismo; su trabajo en la división sexual del trabajo, la
reproducción y la sexualidad han dado lugar a la publicación de varios
artículos y libros. “Intercambio sexual-económico”, concepto formalizado por
Paola Tabet, permite el estudio de la sexualidad de la mujeres en un
sistema patriarcal: "En un contexto de dominación de los hombres sobre las
mujeres, las relaciones de género no son una sexualidad recíproca. Otro
tipo de intercambio: una compensación contra un pago de beneficios. Valor
económico: prestigio, estatus social, el nombre. Critica el concepto de
Prostitución como una definición universal.
Sara
Blaffer: investiga primates políginos. Excepto periodo ESTRO hembras y machos son
independientes. En ESTRO copula con varios machos Copula, dominantes o no, 30 a
50 veces para proteger el producto, a la cría del infanticidio de los machos
dominantes.
Ver: “Hacia la
construcción de un feminismo descolonizado”. Ochy Curiel. A propósito de la
realización del Encuentro Feminista Autónomo: Haciendo Comunidad en la Casa de
las Diferencias, 2009.